No me negarán las pavorosas alarmas que se encienden en nuestro actual escenario internacional, con el mayor genocidio que nuestra generación haya podido conocer: el que está perpetrando el Estado de Israel –con la complicidad activa del sátrapa norteamericano- en territorios palestinos.
Posiblemente, la mayor atrocidad humana que podamos apreciar desde el holocausto nazi; y al que tanto se le parece. Pero no estamos aquí para la delineación de nuestras apreciaciones. Ante las iniciativas de movilización de parte de la sociedad al respecto, queríamos escudriñar cuál es la posición desde el mundo del trabajo, desde los agentes sociales.
Aquí, ya no cabe el silencio.
Pues, por algo vienen a denominarse como “interlocutores sociales”, en referencia a esa “voz” de la sociedad organizada en torno al mundo productivo. Bien es cierto que la centralidad del trabajo ya no es lo que era, y que las organizaciones obreras o patronales pierden parte de su influencia en estas sociedades complejas, de inteligencia artificial, líquidas, de la pos-verdad, etc.
Pero, en cualquier caso… incluso en tiempos de desafección, cuando “toca arrebato” los sindicatos y las organizaciones empresariales suelen seguir siendo referentes incuestionables.
El mutismo de la patronal española
Respecto del asociacionismo empresarial, lo cierto es que no esperábamos mayor señal o pronunciamiento específico. Pues, están a otra cosa. Más allá de nuestro convencimiento de que nadie puede ser equidistante ante la atrocidad, lo cierto es que no conocemos ningún tipo de planteamiento oficial por parte de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE).
En mayo de 2024 el ministro de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030, Pablo Bustinduy envió una serie de cartas a empresas españolas con actividad en Israel en las que se las instaba a tomar medidas para no contribuir «a las flagrantes vulneraciones de derechos humanos» que el Estado israelí estaba cometiendo en los territorios palestinos ocupados. Al margen de que algunas empresas notificaron el cese de su actividad en la zona, lo cierto es que aquella intervención gubernamental no pareció hacerle ninguna gracia al líder de la patronal española.
En esa ocasión Antonio Garamendi se limitó por una parte a preguntar -ineducada y socarronamente- si era una carta “personal de Bustinduy” o en nombre del gobierno, y por otra, a asegurar “la ética impecable” con la que actúan las empresas españolas. Por cierto, desconocemos si tal aseveración la pudiera haber hecho a título personal o en nombre de su organización. Un año después, el ministro ha señalado que ha remitido una carta al presidente de la CEOE “para que su organización interceda con las compañías que podrían seguir operando en estos territorios”, y así garantizar “que ninguna empresa española participe de la industria de la ocupación”. Que nosotros sepamos, hasta día de hoy no hay respuesta alguna por la patronal. Es de suponer… esperemos… que la “ética empresarial” seguirá siendo la nota dominante.
Lo cierto es que la inercia de la propia sociedad estará dejando en muy mal lugar la imagen de aquellas empresas que se lucran con el horror. En el informe de la relatora especial de la ONU para Palestina, Francesca Albanese (magnífica su labor), detalla cómo hay empresas que han colaborado con la ocupación israelí y, por consiguiente, beneficiado de la expulsión de la población palestina de sus tierras y de la limpieza étnica.
Una empresa española (CAF), del ámbito de las infraestructuras aparece descrita en dicho informe, que ha venido a ser corroborado recientemente por otra iniciativa similar de Amnistía Internacional, con la obvia intención de que el clamor social incida en el prestigio de las empresas que se pretendan lucrar con el genocidio. En esta línea, y como ilustración de la eficacia de la movilización social al respecto, acaba de conocerse que la empresa fabricante de bicicletas “Factor bikes” ha anunciado –después de todo lo sucedido en la Vuelta Ciclista a España- que dejará de suministrar material al equipo ciclista “Israel-Premier Tech” si continúan vinculados a ese país. ¡Es de esperar que impere la ética empresarial!
De momento, la última novedad es el informe que acaba de publicar la Oficina de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, con una actualización de las empresas que operan en asentamientos ilegales israelíes en la Cisjordania ocupada. Entre las 68 empresas, figuran tres españolas: la Sociedad Española de Montajes Industriales (SEMI), Ingeniería y Economía del Transporte (Ineco) y la ya citada anteriormente Construcciones y Auxiliar de Ferrocarriles (CAF).
¿Y qué nos encontramos desde la perspectiva sindical?
Historia compleja y enrevesada, como lo es el propio entramado de federaciones, confederaciones y organizaciones internacionales obreras. Pero demos algunos apuntes. Hubo un tiempo en el que el Estado de Israel tuvo cierto predicamento a nivel internacional. Obviamente hoy carece de la más mínima reputación, que nada tiene que ver con un pretendido “antisemitismo” generalizado, que sólo está en los argumentarios de los genocidas y sus aliados ultras.
Aún recordamos cómo en la academia se analizaba su particular sindicalismo, muy fuerte pero siempre polémico. La organización Histadrut se ha presentado en los modelos comparados como un tipo de sindicalismo hegemónico en un país; con una gran capacidad de presión e incidencia en todos los ámbitos, pues no en vano se constituye como todo un holding empresarial. Se relata en elsaltodiario cómo Histadrut ha venido colaborando abiertamente en la ocupación de los territorios palestinos, en apoyo de los colonos, en la política de apartheid e incluso boicoteando la devolución “de las cuotas retenidas por empresas israelíes a trabajadores palestinos durante 30 años”.
Ya en 2003, una publicación del departamento de política internacional de la Confederación Sindical de Comisiones Obreras destapaba las vergüenzas del seudo-sindicato israelí, y su difícil separación de la institucionalidad del Estado. Se acentúa la alineación de Histadrut con la militarización de Israel, y a modo de ilustración, debe recordarse cómo hace escasos dos años se había manifestado favorable a depurar la disidencia entre los empleados públicos de su país que no sostuvieran las tesis oficiales de ocupación. E incluso en 2021 llegó a enviar una nota de protesta contra los trabajadores de diversos puertos italianos que pretendían impedir la carga y descarga de armas con destino a Israel. El supremacismo frente a la solidaridad internacional.
Es obvio que la central sindical israelí no estaría en disposición de gozar de relaciones fluidas –cuanto menos- con las organizaciones obreras de clase en un contexto democrático. Complejo escenario el que se produce entre instituciones que, como muchos sindicatos internacionales, comparten con Histadrut afiliación en la Confederación Sindical Internacional (CSI). Por cierto, una situación muy criticada por parte de sindicatos minoritarios y alternativos de diversos países.
Con el paso del tiempo, la presión social termina provocando movimientos; muy pequeños, lentos, e insuficientes mientras siguen matando de hambre y/o a bombazo limpio a miles de personas en Palestina. Pero algo se mueve en el mundo del trabajo. Los sindicatos palestinos ya comenzaron a zarandear el árbol de las alianzas y sus contradicciones cuando en julio de 2005 constituyeron un movimiento denominado BDS (Boicot, Desinversiones y Sanciones contra Israel) que ha logrado a lo largo de los años un creciente apoyo internacional de diversos colectivos políticos, sociales y sindicales.
La solidaridad internacional dio alas igualmente a las organizaciones sindicales palestinas, a su Federación General de Sindicatos de Trabajadores de Palestina (PGFTU), que en cierto modo va empujando hacia el pronunciamiento explícito del sindicalismo organizado a nivel europeo. Así, el Comité Ejecutivo de la Confederación Europea de Sindicatos (CES) elaboró en 2021 una “hoja de ruta sobre Palestina” que resulta bastante significativa. Por una parte, se reafirma en su compromiso de apoyar la “solución de los dos Estados” para la zona; y por otra, lanza una campaña dirigida a los países europeos para que reconozcan al Estado de Palestina. ¡Nada más y nada menos! Y nos preguntamos, ¿resultaba eso compatible con el llamamiento permanente – que también se hace desde la CES- a la colaboración entre los sindicatos palestino (PGFTU) e israelí (Histadrut) teniendo en cuenta el estado actual de la situación? ¡Difícil ecuación!
Este sindicalismo europeo organizado, en la resolución de su Comité Extraordinario de 15 de abril de 2025, viene a constatar que los intentos para la consecución del objetivo de dos Estados no tienen ningún sentido si no se acompaña de medidas que tengan algo de coercitivo; y es por ello, que la Confederación Europea de Sindicatos aboga igualmente por la revisión del Acuerdo de Asociación UE-Israel a la luz de su artículo 2.
La posición de los sindicatos españoles
Lo cierto es que la situación ya histórica de apartheid y ocupación de los territorios palestinos, ha derivado desde hace casi dos años (y en coincidencia con las deleznables e intolerables actuaciones terroristas de Hamás) en un delirio genocida inimaginable, y como consecuencia en un estado de alerta en la opinión pública internacional que, ¡cómo no!, tiene su reflejo igualmente en el posicionamiento de los sindicatos españoles.
Si bien es cierto que en términos generales se ha producido un tradicional apoyo sindical a la causa palestina, lo innegable es que no en todos los casos ha existido el mismo grado de implicación. Cabe destacar el papel de las organizaciones sindicales minoritarias y alternativas a quienes debe reconocerse su vanguardia en la solidaridad sindical respecto a la población palestina. La Confederación General del Trabajo (CGT) o el sindicalismo alternativo territorial tanto en Galicia, Euskadi o el mismo Sindicato Andaluz de Trabajadores, son casos paradigmáticos.
Esa complejidad entre sindicatos confederales mayoritarios y otros minoritarios o alternativos, la hemos podido observar recientemente en Italia. Allí, cabe destacar cómo la mayor de las movilizaciones jamás imaginada se ha producido recientemente, el 22 de septiembre con la convocatoria de una Huelga General por parte de la denominada Unione Sindacale di Base (USB), que consiguió lanzar una convocatoria de esas características y sacar a la calle a cientos de miles de manifestantes en las principales ciudades italianas, dejando en cierto modo a la retaguardia a los principales sindicatos confederales. La Confederazione Generale Italiana del Lavoro (CGIL) en cualquier caso, termina por desplegar igualmente su fuerza reivindicativa contra el genocidio en Palestina.
Sea como fuere, la acción sindical en términos generales se muestra como esencial para articular –o al menos acompañar- un estado de ánimo determinado de la sociedad; y a ser posible que sea a nivel a nivel internacional para que se pudiera empujar a nuestros gobiernos y al conjunto de la UE a articular una repulsa contundente contra la masacre perpetrada continuamente por el Estado de Israel.
A día de hoy en España, la voz de los agentes sindicales al respecto del genocidio no es más que un reflejo del clamor popular y social (y quizás en este orden, y en menoscabo de su liderazgo), que se viene a manifestar en algunos gestos muy reveladores acaecidos en los últimos tiempos. Veamos.
Así, el pasado 29 de agosto, los sindicatos españoles CC.OO. y UGT, junto a la Confederación General del Trabajo (CGT – Francia), la Federación General del Trabajo de Bélgica (FGTB) y la Confederación General Italiana del Trabajo (CGIL) lanzan un pronunciamiento público de “pleno apoyo a la flotilla internacional en ruta hacia Gaza” (Flotilla Global Sumud), que la señalan como “una de las expresiones más importantes de democracia, movilización ciudadana no violenta y solidaridad de la historia reciente”. Concretan ese apoyo con el siguiente manifiesto:
Exigimos:
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- Un alto el fuego inmediato
- El acceso humanitario sin trabas
- La liberación de los rehenes
- La liberación de los prisioneros palestinos detenidos ilegalmente en Israel.
Decenas de miles de civiles y trabajadores y trabajadoras de Palestina han sido asesinados. Periodistas, personal sanitario, docentes y trabajadores/as humanitarios se ven impedidos de realizar sus labores. Cientos de miles de trabajadores y trabajadoras palestinos han sido despedidos y privados de trabajo en Israel desde el 7 de octubre. La colonización de Cisjordania continúa.
E instamos a nuestros gobiernos a que actúen finalmente con firmeza y decisión para poner fin a estos intolerables crímenes de guerra.
Esto requiere:
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- La suspensión del Acuerdo de Asociación UE-Israel
- Sanciones contra el gobierno israelí
- La prohibición de todo suministro de armas, como ha hecho España
- El apoyo a la labor de la Corte Penal Internacional (CPI).
- El reconocimiento oficial del Estado de Palestina debe abrir el camino a un auténtico proceso diplomático que garantice una paz justa y duradera
Los trabajadores y trabajadoras de Europa se niegan a permanecer como espectadores impotentes ante esta masacre y la inacción de sus gobiernos.
La UGT por su parte, a la que se había tildado de cierta tibieza en esta materia, lanzó ya el 1 de octubre de 2024 un comunicado denunciando la escalada de destrucción del ejecutivo ultra de Netanyahu, acudiendo nuevamente a las resoluciones de la Confederación Europea de Sindicatos (CES) y haciendo un llamamiento a los gobiernos de la Unión Europea para que no sean partícipes ni cómplices de esta política militarista.
En el relato de la acción sindical española contra el genocidio, debemos citar que ya previamente se había manifestado CC.OO. en una resolución de su Consejo Confederal de CC.OO. de diciembre de 2023 denunciando el genocidio del Estado de Israel sobre el pueblo palestino y exigiendo a la comunidad internacional que actúe de forma urgente.
En este carrusel de pronunciamientos y gestos ante la barbarie israelí, y retomando la tradicional unidad de acción del sindicalismo más representativo a nivel estatal, UGT y CC.OO. van a publicar un comunicado de apoyo a las medidas anunciadas por el Presidente del Gobierno el pasado 9 de septiembre. El Gobierno de España anuncia nueve medidas para detener el genocidio en Gaza y ayudar a la población palestina; algo que va a contar con el respaldo de los principales sindicatos españoles. Pero ambas organizaciones pretenden dar un paso más en la escalada, exigiendo al gobierno de España la ruptura de relaciones diplomáticas de manera inmediata con el Estado genocida de Israel. Y solicitando igualmente que se garantice la seguridad de los miembros de la Flotilla Sumud que actualmente están embarcados rumbo a Gaza, tanto de aquellos nacionales españoles como el resto de nacionalidades presentes en los barcos.
Hacia una Huelga General parcial en España
En este recorrido sobre la posición sindical, observamos en definitiva cómo las posturas obreras han ido “in crescendo” a medida que la atrocidad israelí ha ido quedando en evidencia ante nuestros propios ojos. Probablemente con la intención de tomar la iniciativa tras la experiencia italiana, UGT y CC.OO. lanzaron ese mismo día la convocatoria de una jornada de lucha el próximo miércoles, 15 de octubre, en todos los centros de trabajo privados y públicos del territorio, con asambleas, concentraciones y cualquier otra forma de denuncia del genocidio del Estado israelí.
Desconocíamos si el formato de “la huelga” sería el elegido, o incluso quizás convocando Asambleas que dieran la cobertura jurídica a la cesación parcial de la actividad laboral. Como en tantas otras ocasiones, han sido los sindicatos en Euskadi los primeros en convocar de forma autónoma una Huelga General con extensión a Navarra. Así lo decidieron hace unos días CCOO Euskadi, LAB, UGT Euskadi, STEILAS, Solidari, ETXALDE y HIRU. Y todo ello, a pesar del intento del Sindicato más representativo a nivel de Comunidad Autónoma en el País Vasco, ELA-STV de promover paros generales de forma diferenciada al resto del Estado.
Y ya, a instantes de apretar la tecla de “envío” de este artículo en nuestra CRONICA SOCIOLABORAL , hemos conocido algún detalle sobre la jornada de lucha del 15 de octubre. Según señalan los secretarios generales de UGT y CC.OO., se tratará de “un paro parcial de dos horas de duración en los turnos de mañana, tarde y noche”. Para empezar, hay que recordar que la histórica jurisprudencia española avala claramente “la huelga de solidaridad” por parte de organizaciones que se consideran “de clase”, donde el internacionalismo forma parte de su propia razón de ser. Señalan desde UGT y CC.OO. (como si a modo de “excusatio non petita” se tratara) que pretenden dar de este modo blindaje legal a las protestas, movilizaciones y asambleas que los sindicatos van a organizar ese día en las puertas de los centros de trabajo contra el genocidio en Palestina.
Digamos las cosas por su nombre. Se trata de la convocatoria de toda una “Huelga General” parcial en España para el 15 de octubre. Es un instrumento claramente extraordinario en nuestras relaciones laborales, y merece la pena destacar lo que realmente es.
Desde aquí hacemos un llamamiento para acudir a la Huelga General. Por solidaridad, porque hay que mostrar como sociedad nuestra repulsa ante la barbarie. Porque no debemos estar en silencio. En apoyo a la Flotilla Global Sumud con destino a Gaza. ¡Por Palestina!
Francisco J. Barba Ramos.